Semana 11-17 diciembre
- csinterpresstrad
- 8 ene 2018
- 2 Min. de lectura
La penúltima semana antes de Navidad, la dedicamos a la traducción audiovisual, ya sea la subtitulación o el doblaje. Terminamos, por fin, el texto de la traducción audiovisual que empezamos hace dos semanas. Uno de los aspectos más interesantes y que depende de múltiples factores es qué hacer cuando tenemos pasajes de la película en los que se tutea y se ustedea. Ahí surge un dilema y un quebradero de cabeza para el traductor, puesto que no sabe en qué momento se debería hacer el cambio de un registro a otro. En francés, por ejemplo, siempre se trata de «usted» a los clientes de una tienda, pero aquí, en España, no se suele hacer, es decir, se suele tutear a la persona a la que nos dirijamos, a menos que sea una persona mayor. Todos estos matices que varían de una lengua a otra son vitales para conseguir una buena traducción, una traducción adaptada al registro, a las circunstancias y a la cultura en la que nos encontremos.

Por otra parte, estos profesionales audiovisuales se refieren a series o películas que contienen citas. Siempre habría que recurrir a la versión original y pedir permiso al autor de dicho pasaje para que nos dé su consentimiento. Hasta aquí todo fácil. Pero ¿qué pasa cuando subtitulamos? En la mayoría de los casos no tendremos espacio suficiente para calcar la cita. Lo más recurrido es, pues, hacer una nueva versión a partir de la original que se adecúe a las especificidades de tiempo y espacio tan problemáticas en la subtitulación.

En la siguiente sesión, nos dedicamos a traducir el guion de un pasaje de la película Né quelque part. Era un pequeño extracto en el que se combinaba el doblaje, es decir, que teníamos que prestar atención a la velocidad a la que hablaban los personajes y el movimiento de la boca, y la subtitulación, ya que en algunos momentos se habla en árabe y, por lo tanto, se subtitula al francés. Con esta práctica hemos comprado que, aunque a priori nos pueda resultar fácil hacer una traducción para subtitularla o para doblarla, hay muchas más dificultades y entresijos a los que tenemos que prestar atención y que, en algunos casos, va a hacer que nos devanemos los sesos. Ponemos el claro ejemplo del registro: haremos una traducción diferente si ese fragmento se va a subtitular o si se va a doblar, ya que el registro hablado permite una fluidez y una flexibilidad mayores, algo que el lenguaje escrito no permite. Sería el caso de los insultos.
De igual modo, la velocidad. ¿Qué hacemos si tenemos que poner más cosas de las que se dice en francés porque creemos que así la traducción estará mejor? Pues muy sencillo: recortamos. Escribimos lo menos posible; eso sí, sin dejarnos nada en el tintero. El director de doblaje no puede estar cada dos por tres recortando extractos porque no hayamos hecho una buena traducción. Bueno, me corrijo: una traducción adaptada al doblaje. Así que en la traducción audiovisual tenemos que hacernos a la idea de que hay matices que se van a perder y de que no podemos contar todo: tenemos que elegir lo más importante, ya que hay limitaciones con las que tenemos que contar en todo momento.
Comments