Semana 8-14 enero
- csinterpresstrad
- 22 ene 2018
- 2 Min. de lectura
Por suerte o por desgracia, esta es nuestra última semana de clase. Últimas dos clases de una asignatura en la que hemos aprendido a ser un poco más profesionales y a ponernos en frente de un texto para un cliente real. Se dice pronto, ¿eh? Y, aunque para algunos suene insignificante, para nosotras no lo es. Siempre surgen dudas de si lo estaremos haciendo bien y de si estaremos a la altura ante nuestro primer encargo. Bien es verdad que detrás está nuestra profesora, Elia, para corregir la traducción. ¡Pero que no nos quiten lo bailao!
En cuanto a las clases per se, creemos digna de mención la clase en la que nos dimos un baño de realidad y comentamos aspectos profesionales o, en otras palabras, ¿qué vamos a hacer con nuestra vida a partir de junio? Pues bien, hemos de decir que la profesión de traductor es una de las profesiones que nos depara un sinfín de salidas, desde profesor hasta traductor en sí. Por otro lado, están profesiones en las que no se hace nada con la traducción, pero en las que debemos tener un manejo impecable de lenguas; y es que es una gran ventaja hoy en día poder decir que hablamos dos o más idiomas y poder utilizarlos en cualquier trabajo al que nos vayamos a enfrentar.
Lo que más miedo nos da cuando acabamos es hacernos autónomos: todo el papeleo que conlleva, todas las responsabilidades a las que nos enfrentamos y el temido «fin de mes», el eterno miedo a si el mes que viene tendré clientes para poder pagar mis facturas, etc. ¿Pero y lo bien que sienta ser tu propio jefe, tener tu propio horario y trabajar donde tú elijas sin dar explicaciones a nadie?

Hay gente que prefiere seguir estudiando y seguir formándose —siempre es una buena idea seguir aprendiendo en un campo tan basto como es la traducción—, pero no es un requisito indispensable para triunfar en el mercado. Siempre podemos tantear cómo está el patio y decidir qué es lo que queremos estudiar y por qué camino queremos tirar. Algunos de nosotros no sabemos qué especialidad coger o incluso si queremos especializarnos en una rama de la traducción: eso es lo bonito de la misma, no saber qué nos depara nuestro próximo encargo. Tenemos que tener en cuenta que a traducir se aprende traduciendo y que la especialidad en un tema no SOLO se consigue con un máster, sino que se puede adquirir gracias a las continuas traducciones y documentaciones que hacemos a medida que avanzamos como profesionales.
En conclusión, hay mil y una opciones a la vuelta de la esquina. Y a pesar de que no sepamos qué camino queremos coger, siempre tenemos que tener muy presente que el trabajar en algo que de verdad nos apasione merece la pena, aunque cueste un poco conseguirlo, la constancia y el trabajo nos harán más fácil la travesía.
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